Como sobrevivir al verano siendo diabética y no morir en el intento

Llegó el verano (bueno, hace ya un mes) y con él, el calor... Yo soy de esas personas (pocas, creo) a las que no les gusta el verano para nada (puedes leer mi post en mi otro blog El verano está sobrevalorado si no me crees).

El calor me crea angustia, ansiedad, no pienso con claridad, me cabrea, no me deja dormir, me siento pegajosa todo el tiempo... y además, para más inri, me descontrola los niveles de azúcar (a mi y a cualquier diabético que se precie).

¿Sabíais que el calor afecta mucho al control de la diabetes? Está claro que cada individuo tenemos una percepción térmica diferente, motivo por el que se generan controversias en casa o en el trabajo. Pero personalmente, soy de las que no les gusta mucho el verano porque sufro mucho con el calor.


El frío lo puedo combatir poniéndome más capas, pero el calor no. El verano es como mi archi enemigo.
Como dato curioso, por si no lo sabéis, las personas con diabetes (da igual que sean de tipo 1 o tipo 2) sufren más con el calor principalmente por 3 motivos:

Primero: porque nos deshidratamos más rápido y con mayor facilidad que una persona no diabética, y la deshidratación provoca niveles altos de azúcar en sangre.

Segundo: porque el daño a los vasos capilares y a las terminaciones nerviosas (originados por complicaciones de la diabetes) hacen que el mecanismo que tiene el cuerpo para enfriarse (el sudor) no funcione bien, con lo cual, la sensación de calor es mayor que en otras personas.

Y tercero: porque el calor puede alterar la forma en que el cuerpo absorbe la insulina, o demasiado rápido o demasiado lento, por tanto, puede provocar hipoglucemias o hiperglucemias.

Esto significa dos cosas: cuando hace calor, tenemos más calor que nadie (esto es algo que mi marido no entiende por más que se lo explico) y, encima, nos desbarajusta los niveles de glucosa en sangre.

Con lo cual es una angustia doble: a causa de la temperatura y por cómo controlar el azúcar, ya que la única forma de luchar contra los desniveles de azúcar, es hacerse más controles. Como veis, en verano todo son ventajas.

Además, este verano yo tengo el handicap de estar embarazada, lo cual altera las hormonas y la sensibilidad y todo. ¿Eso que significa? Más sensación de calor todavía (por si no tuviera ya bastante).

La suerte que tengo es que solo estoy de 5 meses, aún no parezco una ballena, por lo tanto no pasaré el verano con super barrigón y peso extra para dormir.

Solo me faltaba eso, no poder moverme para dormir por culpa del peso extra, porque sí, además de ser calurosa, soy inquieta, me muevo mucho cuando duermo, sobretodo cuando tengo calor porque voy buscando la brisa nocturna.

Cada una sobrevive al verano como puede.

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